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Infecciones vaginales en mujeres en edad fértil

Resumen
Se realizó una revisión sobre las infecciones del aparato genital femenino específicamente de vaginosis, cervicitis y enfermedad pelviana inflamatoria, patologías que en la actualidad constituyen un serio problema de salud pública, al ser uno de los principales motivos de consulta más frecuente en mujeres en edad fértil.

La vaginosis bacteriana es un problema de salud ampliamente difundido, con múltiples connotaciones. Ha sido objeto de gran cantidad de estudios y trabajos desde hace décadas y aun en la actualidad sigue siendo una entidad polémica y de resultados contradictorios.

La cervicitis es una de las afecciones más frecuentes en ginecología, llega a observarse en el 50 % de las mujeres que han tenido parto, y muchas veces son el punto de partida de la infección hacia localizaciones más altas. En ésta existe una infección activa, generalmente extendida a la vagina y/o al cuerpo uterino, que puede ser causada por diferentes gérmenes.

La enfermedad pélvica inflamatoria engloba a las infecciones del tracto genital superior femenino. La importancia del diagnóstico precoz y su tratamiento adecuado reside tanto por las complicaciones en la fase aguda como por las secuelas, que incluyen el dolor
crónico y la esterilidad. Todas las infecciones del aparato genital femenino presentan una sintomatología que puede ser común, como disuria, polaquiuria, prurito vulvar, dispareunia y leucorrea. Resulta muy difícil distinguir dichas infecciones entre sí solo sobre la base de la sintomatología, siendo absolutamente necesario fundamentarse en la exploración y el estudio microbiológico para establecer el diagnóstico.

Autor: Polo del Conocimiento. Pol. Con. (Edición núm. 25) Vol. 3, No 9 Septiembre 2018, pp. 251-269

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Vómitos y reflujo gastroesofágico en niños

Tratamiento farmacológico. Antiácidos
Actúan bloqueando el ácido, por lo que se han utilizado de forma habitual para tratar la pirosis y la dispepsia. Pueden contener: bicarbonato sódico o potásico, aluminio, magnesio o sales de calcio.
Generalmente mejoran los síntomas de reflujo sin efectos secundarios significativos a corto plazo. Sin embargo, existen dudas sobre su seguridad a largo plazo. No se utilizan de forma habitual en el tratamiento de ERGE en lactantes, aunque algunas guías recomiendan tratamientos de prueba con alginatos en lactantes con regurgitaciones frecuentes y síntomas sugerentes de ERGE que no mejoran con medidas dietéticas.


Terapia supresora del ácido: antagonistas del receptor de histamina (Anti-H2) e inhibidores de la bomba de protones (IBP)
Existe escasa evidencia en Pediatría para recomendar el tratamiento con IBP o AntiH2 sobre placebo para el tratamiento de la ERGE, sin embargo, por extrapolación de datos de adultos y por consejo de los expertos, se recomienda el tratamiento con IBP como terapia de primera línea en pacientes con esofagitis erosiva y en niños con síntomas típicos de reflujo (pirosis y dolor retroesternal o epigástrico), pudiendo utilizarse AntiH2 como terapia alternativa si no se dispone de IBP o la forma galénica no es adecuada.

No existen datos para recomendar ningún IBP (omeprazol, lansoprazol, esomeprazol o rabeprazol) sobre otro, al igual que con los distintos tipos de AntiH2 (ranitidina, cimetidina, famotidina). No se recomienda el tratamiento en lactantes con regurgitaciones y llanto o irritabilidad sin otros síntomas de reflujo, ni en el tratamiento de síntomas extraintestinales de forma empírica. Aunque no existen efectos adversos significativos a corto plazo y no se ha demostrado la existencia de efectos secundarios a largo plazo como en adultos (fracturas, demencia, infarto de miocardio o enfermedad renal), se recomienda reevaluación continua para intentar mantener el tratamiento el menor tiempo posible, ya que existen datos de que pueden favorecer: la presencia de infecciones respiratorias, urinarias y por Clostridium difficile y la presencia de enterocolitis necrotizante.

Autores: R. Torres Peral, H. Expósito de Mena – Vómito y reflujo gastroesofágico en niños – Publicado en diciembre 20 de 2019.

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ERGE y Esofagitis por reflujo. Factores de riesgo ambientales

Dos factores principales comprenden la epidemia de la obesidad y la disminución de la prevalencia de gastritis asociada con Helicobacter pylori. La obesidad es un importante factor de riesgo para síntomas de ERGE y también se asocia con esofagitis erosiva, esófago de Barrett y adenocarcinoma esofágico.

La obesidad central se ha asociado con complicaciones de la ERGE (esofagitis erosiva, esófago de Barrett y adenocarcinoma esofágico). Los estudios observacionales han demostrado que la reducción del índice de masa corporal en al menos 3.5 kg/m2 aumenta la probabilidad de desaparición de síntomas de ERGE entre 1.5 y 2.4 veces. Los estudios aleatorizados han confirmado que la pérdida de peso y, en particular, la reducción de la circunferencia de la cintura, resultaron en mejoría de los síntomas de ERGE y disminución de la exposición al ácido esofágico.
Los pacientes obesos mejoraron la ERGE en solo 6 días de iniciar una dieta baja en carbohidratos”

Algunas comidas pueden inducir síntomas de ERGE (comidas grasas, chocolate, gaseosas) y las personas obesas pueden consumirlos con mayor frecuencia. Asimismo, un estudio mostró que aún antes de perder peso en forma sustancial, los pacientes obesos mejoraron la ERGE en solo 6 días de iniciar una dieta baja en carbohidratos, lo que demuestra que la dieta es un factor de riesgo importante para la ERGE. Por su parte, una proporción de pacientes con infección por H. pylori desarrollan atrofia del cuerpo gástrico y reducción de la secreción ácida. Se ha propuesto, por tanto, que dicha infección podría prevenir los síntomas de ERGE.

Por otro lado, existen otras exposiciones ambientales que se asocian con ERGE pero que no permiten explicar la tendencia en la prevalencia de ERGE, por ejemplo, el tabaquismo se asocia débilmente con síntomas de ERGE en estudios transversales. En forma similar, el consumo de alcohol no se asoció en forma contundente con síntomas de ERGE.

Autor: IntraMed – Enfermedad por reflujo gastroesofágico – Publicado en 2018.

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Medicamentos antihipertensivos y COVID-19

Los medicamentos que actúan sobre el sistema renina-angiotensina (SRA), en particular los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) y los antagonistas de losreceptores de angiotensina II (ARA II) se utilizan con diferentes indicaciones en pacientes con hipertensión arterial y diferentes co-morbilidades, y son de uso extendido en pacientes cardiópatas y en diabéticos. Recientemente han aparecido algunas publicaciones procedentes de China que sugieren que el tratamiento con antihipertensivos del tipo IECA y/o ARAII podría ser un factor de riesgo de gravedad e incluso de mortalidad para pacientes hospitalizados infectados con el COVID191.

Se ha sugerido también que el tratamiento con ARAII podría actuar como factor de protección de dichas complicaciones. Estas hipótesis surgen de la observación, en modelos in-vitro y en estudios en animales, de que al igual que el coronavirus causante de SARS, el COVID-19 se une a una enzima, la ECA2, para infectar a las células, y que dicha enzima parece estar sobrexpresada en sujetos tratados con IECA o con ARAII. Sin embargo, hasta la fecha, no existen datos clínicos que avalen una mayor gravedad en la evolución de la infección en pacientes tratados con IECA o con ARAII y las recomendaciones se basan principalmente en hallazgos experimentales, sin evidencia de un efecto clínico real en seres humanos.
Por otro lado, la suspensión de los tratamientos muy probablemente no se traduciría en una reducción inmediata de ECA2, por lo que de ser cierta la hipótesis, el efecto no sería inmediato y sí podría aumentar a corto plazo el riesgo de complicaciones relacionadas con la patología que se está tratando. Por lo tanto, en este momento no se dispone de evidencia clínica para realizar recomendaciones o promover cambios en los tratamientos actuales de los pacientes que reciben ICECA o ARAII.

Autor: Agencia española de medicamentos y productos sanitarios – Medicamentos antihipertensivos que actúan sobre el sistema renina angiotensina e infección por COVID-19 – Publicado el 16 de marzo de 2020.

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Variantes de CYP2C9 sobre la dosis de Losartán


Losartán se usa ampliamente en muchos entornos clínicos. Su posología está relacionada con las características genéticas de la actividad enzimática CYP2C9, que metaboliza losartán a su forma activa E-3174, responsable del efecto antihipertensivo.

Objetivos
Identificar la frecuencia de las variantes alélicas CYP2C9 * 2 y CYP2C9 * 3 en pacientes hipertensos y comparar genotipos con una población chilena sana. Relacionar polimorfismos con la dosificación de losartán para obtener una presión arterial óptima.

Material y métodos
Estudiamos a 30 pacientes con hipertensión esencial controlada utilizando losartán con función hepática normal y 202 personas sanas. El genotipado del ADN de sangre periférica se realizó mediante reacción en cadena de la polimerasa para identificar los polimorfismos. Se compararon las frecuencias alélicas y genotípicas.


Resultados
En pacientes hipertensos, las frecuencias alélicas fueron 0,85 (CYP2C9 * 1), 0,05 (CYP2C9 * 2) y 0,1 (CYP2C9 * 3). Las frecuencias genotípicas fueron 73,3% (CYP2C9 * 1 / 1), 6,7% (CYP2C9 * 1 / * 2), 16,7% (CYP2C9 * 1 / * 3) y 3,3% (CYP2C9 * 2/3); observando una frecuencia significativamente mayor del alelo CYP2C9 * 3 (p = 0.041) y del genotipo CYP2C9 * 1 / * 3 (p = 0.04). Se observó una tendencia no significativa a necesitar una dosis mayor de losartán con el alelo CYP2C9 * 3, con una razón de probabilidades (OR) de 1,46 (intervalos de confianza (IC) del 95%: 0,01-18,64). La misma tendencia se observó con la necesidad de utilizar losartán dos veces al día, obteniendo una OR de 5,88 (IC 0,54-62,14).

Conclusiones
Podría haber una relación entre la presencia de polimorfismos CYP2C9 y la patogenia de la hipertensión. La presencia de CYP2C9 * 3 se asocia con la necesidad de dosis más altas de losartán, posiblemente debido a una disminución en la conversión de losartán a E-3174.

Autor: Revista médica de Chile – Efecto de las variantes de CYP2C9 sobre la dosis de losartán en hipertensos – Publicado en Scielo en diciembre de 2019.

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¿Los antihipertensivos pueden empeorar la COVID 19?

Últimamente, hemos podido ver algunas publicaciones procedentes de China extensamente difundidas por redes sociales sugiriendo que estos tratamientos podrían agravar la neumonía por COVID-19, e incluso aumentar la mortalidad de los pacientes hospitalizados por este motivo. Se ha observado in vitro una mayor producción de la enzima ACE-2 en los pacientes que toman estos medicamentos. Al igual que el coronavirus causante del SARS, este nuevo virus se une a esta enzima en las células respiratorias, como si fuera la llave en una cerradura. Si los coronavirus tienen más sitios dónde unirse la hipótesis es que el daño que hacen a nivel respiratorio será mayor.
El problema es que esta hipótesis o especulación no tiene base científica que la soporte, es más, existe evidencia en estudios en animales de que estos fármacos podrían tener un efecto incluso protector. De todos modos, en humanos no existen datos clínicos que estudien la gravedad de la evolución de la infección en pacientes tratados con IECA o con ARAII. Es decir, no tenemos datos que apoyen esta teoría en humanos

¿Por qué no deberíamos abandonar estos tratamientos?
Lo que sí sabemos es que la suspensión de estos fármacos puede conllevar complicaciones graves como son las hospitalizaciones por descompensación de insuficiencia cardíaca. De hecho, una de las causas frecuentes de descompensación es el mal cumplimiento del tratamiento.
Cuando abandonamos los antihipertensivos la presión arterial sube peligrosamente, lo que implica un mayor riesgo de accidentes cerebrovasculares y de infarto agudo de miocardio. En definitiva, vamos a aumentar en el corto plazo el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares.

En muchos pacientes infectados por COVID-19 coexisten la hipertensión, la diabetes, la insuficiencia cardíaca o la insuficiencia renal. Estos pacientes tienen habitualmente peor evolución por sus patologías de base, al pertenecer a un colectivo vulnerable y es probable que estén tomando IECA o ARAII, pero no podemos por eso concluir que el peor pronóstico se deba a las pastillas que toman.

En conclusión, no hay evidencia clínica ni científica que sugiera que los IECA y ARA II deban ser dejados de tomar debido a la infección por el COVID-19, sino que además, su interrupción puede conllevar complicaciones cardiovasculares graves.

Autor: Pablo García – ¿Los fármacos antihipertensivos pueden empeorar la infección por coronavirus? – Publicado en cuidateplus.com, 21 de octubre de 2020.

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Enfermedad respiratoria alérgica en la era del COVID-19

La infección aguda por el CoV-SARS-2 (del COVID-19) y el inicio de la rinitis alérgica estacional comparten algunas manifestaciones clínicas que se pueden confundir, en especial en quienes presentan los síntomas por primera vez. La tos y la fiebre son los síntomas más notables del COVID-19, mientras que la conjuntivitis y el picor lo son de la rinitis alérgica. La anosmia repentina y completa puede ser un signo inicial de la infección por CoV SARS-2, por lo que diferenciará COVID-19 de la rinitis alérgica. Los equipos de expertos de EUFOREA elaboran un resumen de recomendaciones para las personas con rinitis alérgica estacional.

Puesto que el 44 % de la transmisión del COVID-19 se produce a partir de personas asintomáticas, es importante vigilar lo mejor posible la rinitis alérgica estacional para disminuir síntomas, tales como los estornudos, la rinorrea o la tos, que pueden ser los causantes de la propagación del virus mediante la formación de aerosoles por aquellos que no se dan cuenta de que también padecen COVID-19.

Los expertos recomiendan iniciar rápido el tratamiento de la rinitis alérgica estacional y aplicarlo con regularidad durante la temporada polínica. No existe ninguna contraindicación para el uso de corticosteroides intranasales, ya que no disminuyen la inmunidad y normalizan la estructura y función de la mucosa nasal. Los inhaladores para el asma deben seguir utilizándose como hasta entonces y administrarse de manera regular para mantener la estabilidad durante la temporada polínica. Los corticosteroides inhalados y las combinaciones de estos con broncodilatadores, agonistas β de acción larga, protegen frente a las crisis asmáticas producidas por virus y pueden tener un efecto beneficioso en COVID-19. Asimismo, los pacientes con asma más grave o rinosinusitis crónica grave con pólipos nasales deben seguir tratándose con biofármacos para evitar el agravamiento de esas enfermedades. Si es factible para el sistema sanitario, se debe continuar la inmunoterapia específica con alérgeno (AIT, por sus siglas en inglés) en curso, siempre y cuando no se haya diagnosticado una infección por CoV-SARS-2 (COVID-19). No se recomiendan nuevos tratamientos con AIT, excepto la inmunoterapia sublingual, que solo requiere administrarse con supervisión.

En caso de infección por CoV-SARS-2, los pacientes asmáticos con exacerbaciones graves causadas por virus podrían necesitar corticosteroides orales. Los AINE, cuyo uso se sugirió evitar en todos los pacientes posibles, son vitales en casos de asma sensible a AINE.

Autores: Glenis K S, Peter W H, Claus B, et al. – Tratamiento de la enfermedad respiratoria alérgica en la era de la COVID-19: informe de EUFOREA – Publicado en www.bilastina.com el 30 de junio de 2020.

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Rinitis y rinosinusitis, «rasgos tratables» del asma

Las rinitis y rinosinusitis crónicas son comorbilidades muy frecuentes del asma, que se han asociado con su gravedad y mal control. Son enfermedades muy prevalentes y a menudo poco atendidas, ya que no ponen en peligro la vida de los pacientes. Sin embargo, causan un gran impacto sobre los pacientes que la sufren y sobre las administraciones sanitarias desde un punto de vista socioeconómico, debido a sus elevados costes directos e indirectos.

Un porcentaje muy elevado de los pacientes con asma grave no controlada sufren rinitis o rinosinusitis crónicas, en muchas ocasiones infradiagnosticadas e infratratadas, lo que lleva a debatir con frecuencia si estas comorbilidades pueden estar determinando el mal control.

Se ha demostrado una correlación entre la gravedad de las rinitis y las rinosinusitis y la gravedad y el control del asma, y hay muchos indicios de que el tratamiento de estas comorbilidades podría mejorar parámetros clínicos, de calidad de vida y de control de los pacientes con asma. El advenimiento de nuevos medicamentos biológicos, mucho más precisos y dirigidos contra mediadores muy relevantes del proceso inflamatorio común para la vía aérea superior e inferior, abre un nuevo abanico de posibilidades de tratamiento conjunto con un mayor grado de eficacia y seguridad.

Autores: Alfonso del Cuvillo, José Gregorio Soto – Rinitis y rinosinusitis, «rasgos tratables» del asma – Publicado en 2018.

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Rinitis alérgica: mejoría de síntomas con inmunoterapia

La rinitis alérgica es una enfermedad caracterizada por síntomas como rinorrea, prurito nasal, congestión nasal y estornudos. El tratamiento incluye esteroides nasales, antihistamínicos, descongestivos nasales e inmunoterapia. Este último tratamiento tiene la propiedad de modificar el curso natural de la enfermedad.

Objetivo: Conocer el tiempo que transcurre para la mejoría de los síntomas de los pacientes posterior al inicio de la inmunoterapia.

Material y métodos: Se trata de un estudio retrospectivo en el que se incluyeron pacientes de 1-17 años con tratamiento de inmunoterapia secundario a rinitis alérgica, en el periodo de 2014 al 2015. El tiempo de mejoría se definió como el tiempo transcurrido a partir del inicio de la
inmunoterapia hasta la disminución de la severidad o ausencia de los síntomas.

Resultados: Se incluyeron un total de 100 pacientes con una edad media de 10 años. El tiempo de tratamiento fue de dos a 84 meses con una media de 27 meses. Se encontró que el 75% de los pacientes que recibieron inmunoterapia presentó mejoría según la clasificación de severidad de la rinitis alérgica. El tiempo promedio de mejoría de los síntomas fue de 7.5 meses.

Conclusión: El tiempo de mejoría clínica de los pacientes con rinitis alérgica que recibieron inmunoterapia fue relativamente menos que la reportada en la literatura mundial

Autores: Zozaya GA, Huerta LJG, López PGT, García-Benítez L – Alergia, Asma e Inmunologías Pedriáticas – Publicado en 2019.

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Dolor crónico: decidir sobre medicamentos

El dolor crónico puede limitar tu calidad de vida y puede originar problemas graves de salud adicionales. Es importante encontrar un tratamiento efectivo, tanto como lo es equilibrar el alivio del dolor con tu seguridad.

Paracetamol

El paracetamol suele recomendarse como tratamiento de primera línea para el dolor de leve a moderado, como el causado por una lesión cutánea, un dolor de cabeza o un trastorno musculoesquelético. A menudo, el paracetamol se receta para ayudar a controlar la artrosis y el dolor de espalda. También puede combinarse con opioides para reducir la cantidad necesaria de estos últimos.

Cómo funciona. Los médicos no saben con seguridad cómo funciona el paracetamol. Algunos científicos consideran que podría existir un tercer tipo de ciclooxigenasa, la COX-3, que el paracetamol bloquea. El paracetamol no afecta las otras dos enzimas ciclooxigenasas, y no trata la inflamación, solo el dolor.

Beneficios y riesgos. Por lo general, se considera que el paracetamol es más seguro que otros analgésicos no opioides debido a que no causa efectos secundarios tales como dolor estomacal y sangrado. Sin embargo, tomar más de la dosis recomendada, o tomar paracetamol con alcohol, aumenta el riesgo de sufrir daño en los riñones o insuficiencia hepática con el transcurso del tiempo.

En resumen. Generalmente, el paracetamol es una primera opción segura para tratar muchos tipos de dolor, como el dolor crónico. Pídele orientación a tu médico sobre otros medicamentos que debas evitar cuando tomas paracetamol.

Autor: Mayo Clinic – Dolor crónico: decidir sobre medicamentos

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