Últimamente, hemos podido ver algunas publicaciones procedentes de China extensamente difundidas por redes sociales sugiriendo que estos tratamientos podrían agravar la neumonía por COVID-19, e incluso aumentar la mortalidad de los pacientes hospitalizados por este motivo. Se ha observado in vitro una mayor producción de la enzima ACE-2 en los pacientes que toman estos medicamentos. Al igual que el coronavirus causante del SARS, este nuevo virus se une a esta enzima en las células respiratorias, como si fuera la llave en una cerradura. Si los coronavirus tienen más sitios dónde unirse la hipótesis es que el daño que hacen a nivel respiratorio será mayor.
El problema es que esta hipótesis o especulación no tiene base científica que la soporte, es más, existe evidencia en estudios en animales de que estos fármacos podrían tener un efecto incluso protector. De todos modos, en humanos no existen datos clínicos que estudien la gravedad de la evolución de la infección en pacientes tratados con IECA o con ARAII. Es decir, no tenemos datos que apoyen esta teoría en humanos
¿Por qué no deberíamos abandonar estos tratamientos?
Lo que sí sabemos es que la suspensión de estos fármacos puede conllevar complicaciones graves como son las hospitalizaciones por descompensación de insuficiencia cardíaca. De hecho, una de las causas frecuentes de descompensación es el mal cumplimiento del tratamiento.
Cuando abandonamos los antihipertensivos la presión arterial sube peligrosamente, lo que implica un mayor riesgo de accidentes cerebrovasculares y de infarto agudo de miocardio. En definitiva, vamos a aumentar en el corto plazo el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares.
En muchos pacientes infectados por COVID-19 coexisten la hipertensión, la diabetes, la insuficiencia cardíaca o la insuficiencia renal. Estos pacientes tienen habitualmente peor evolución por sus patologías de base, al pertenecer a un colectivo vulnerable y es probable que estén tomando IECA o ARAII, pero no podemos por eso concluir que el peor pronóstico se deba a las pastillas que toman.
En conclusión, no hay evidencia clínica ni científica que sugiera que los IECA y ARA II deban ser dejados de tomar debido a la infección por el COVID-19, sino que además, su interrupción puede conllevar complicaciones cardiovasculares graves.
Autor: Pablo García – ¿Los fármacos antihipertensivos pueden empeorar la infección por coronavirus? – Publicado en cuidateplus.com, 21 de octubre de 2020.