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Pielonefritis en niños: efectividad del tratamiento

Las directrices nacionales recomiendan tratar a los niños con pielonefritis durante 7 a 14 días de tratamiento con antibióticos, sin embargo, faltan datos para sugerir una duración del tratamiento más precisa.

Objetivo
Comparar los resultados clínicos de los niños que reciben un tratamiento con antibióticos de corta duración versus un tratamiento prolongado para la pielonefritis.

Diseño, ámbito y participantes
Estudio observacional retrospectivo que utiliza análisis de puntaje de propensión ponderado de probabilidad inversa de tratamiento de 5 hospitales de Maryland entre el 1 de julio de 2016 y el 1 de octubre de 2018. Los participantes eran niños de 6 meses a 18 años con un cultivo de orina. Escherichia coli en crecimiento, especies de Klebsiella o Proteus mirabilis con criterios clínicos y de laboratorio para la pielonefritis.

Exposiciones
Tratamiento de pielonefritis con un ciclo corto (6 a 9 días) versus un ciclo prolongado (10 o más días) de antibióticos.

Principales resultados y medidas
– Resultado compuesto del fracaso del tratamiento dentro de los 30 días posteriores a la finalización de la terapia con antibióticos: (a) visitas al departamento de emergencias o consultas externas no anticipadas relacionadas con síntomas de infección del tracto urinario, (b) reingreso hospitalario relacionado con síntomas de ITU, (c) prolongación del planificado , curso inicial de tratamiento con antibióticos, o (d) muerte. Una infección posterior del tracto urinario causada por una bacteria resistente a los medicamentos dentro de los 30 días fue un resultado secundario.
– Resultados de 791 niños que cumplieron con los criterios de elegibilidad del estudio (media [DE] edad 9.2 [6.3] años; 672 [85.0%]) eran niñas, 297 pacientes (37.5%) recibieron un curso corto y 494 pacientes (62.5%) prescrito un curso prolongado de antibióticos. La mediana de la duración de la terapia de corta duración fue de 8 días (rango intercuartil, 7- 8 días), y la mediana de la duración de la terapia de larga duración fue de 11 días (rango intercuartil, 11-12 días). Las características basales fueron similares entre los grupos en la cohorte ponderada de probabilidad inversa de tratamiento. Hubo 79 niños (10.1%) que experimentaron fracaso del tratamiento.

Las probabilidades de fracaso del tratamiento fueron similares para los pacientes a los que se les prescribió un ciclo corto versus un ciclo prolongado de antibióticos (11.2% frente a 9.4%; odds ratio, 1.22; IC 95%, 0.75-1.98). No hubo diferencias significativas en las probabilidades de un uropatógeno resistente a los medicamentos para pacientes con una infección posterior del tracto urinario dentro de los 30 días cuando se prescribió un ciclo corto versus un ciclo prolongado de antibióticos (40% frente a 64%; cociente de probabilidades, 0,36; 95 % CI, 0.09-1.43).

Conclusiones y relevancia
Los hallazgos del estudio sugieren que la terapia con antibióticos de ciclo corto puede ser tan efectiva como los cursos prolongados para niños con pielonefritis, y puede mitigar el riesgo de futuras infecciones del tracto urinario resistentes a los medicamentos. Se necesitan estudios adicionales para confirmar estos hallazgos.

Artículo: Fundación FEMEBA – Pielnefritis en niños: efectividad del tratamiento de duración corta vs larga – Publicado en fundacionfemeba.org.ar en 2020.

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Consenso Argentino: Infección urinaria

La Sociedad Argentina de Infectología y otras sociedades científicas han actualizado estas recomendaciones utilizando, además de información internacional, la de un estudio multicéntrico prospectivo sobre infecciones del tracto urinario del adulto realizado en Argentina durante 2016-2017.
La bacteriuria asintomática debe ser tratada solo en embarazadas, a quienes también se las debe investigar sistemáticamente; los antibióticos de elección son nitrofurantoína, amoxicilina, amoxicilina-clavulánico, cefalexina y trimetoprima-sulfametoxazol. Ante procedimientos que impliquen lesión con sangrado del tracto urinario se recomienda solicitar urocultivo para pesquisar bacteriuria asintomática, y, si resultara positivo, administrar antimicrobianos según sensibilidad desde inmediatamente antes hasta 24 horas luego de la intervención.

En mujeres, la cistitis puede ser tratada con nitrofurantoina, cefalexina, o fosfomicina y no se recomienda usar trimetoprima-sulfametoxazol o fluoroquinolonas; en pielonefritis puede emplearse ciprofloxacina, cefixima o cefalexina si el tratamiento es ambulatorio o ceftriaxona, cefazolina o amikacina si es hospitalario.

En los hombres, las infecciones del tracto urinario se consideran siempre complicadas. Se recomienda tratamiento con nitrofurantoina o cefalexina por 7 días, o bien monodosis con fosfomicina. Para la pielonefritis en hombres se sugiere ciprofloxacina, ceftriaxona o cefixima si el tratamiento es ambulatorio y ceftriaxona o amikacina si es hospitalario. Se sugiere tratar las prostatitis bacterianas agudas con ceftriaxona o gentamicina. En cuanto a las prostatitis bacterianas crónicas, si bien su tratamiento de elección hasta hace poco fueron las fluoroquinolonas, la creciente resistencia y ciertas dudas sobre la seguridad de estas drogas obligan a considerar el uso de alternativas como fosfomicina.

Artículo: Consenso Argentino Intersociedades de Infección Urinaria – Publicado en 2020.

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Enfoque diagnóstico actual de dispepsia funcional

Supresión ácida
Los IBP se consideran medicamentos de primera línea cuando los pacientes persisten con síntomas a pesar de la erradicación de H. pylori o son negativos para esta infección. En dos meta-análisis se confirmó que su eficacia es superior a placebo.

No hay evidencia sobre la utilidad de los antagonistas de receptores de Histamina-2 (H2). Los estudios con IBP han utilizado una dosis al día, por lo cual no son necesarias dosis más altas. Si en ocho semanas no hay mejoría, se deben suspender. Como la DF es recurrente, el tratamiento con IBP puede
ser a demanda.

El mecanismo por el cual los IBP mejoran los pacientes, no se conoce con exactitud, pero puede estar relacionado, con la disminución de los eosinófilos en el duodeno, y las diferentes alteraciones fisiopatológicas producidas por esas células. Ese efecto sistémico de los IBP es similar al encontrado en la esofagitis eosinofílica.

También se considera que, al suprimir el ácido o neutralizarlo con antiácidos ayudaría a mejorar la hipersensibilidad duodenal al ácido encontrada en esos pacientes. La utilización de IBP ha generado preocupación y confusión en los pacientes y en los médicos, por los potenciales efectos adversos de esos medicamentos en diferentes órganos y sistemas, sin embargo, hasta el momento, solo se ha encontrado asociación y no causalidad.

Las investigaciones realizadas que les imputan efectos adversos serios, son estudios observacionales con múltiples sesgos, que impiden controlar muchas variables de confusión y no satisfacen los más importantes criterios de causalidad de Bradford Hill.

Autor: Revista Gastroenterológica de Perú – Enfoque diagnóstico y terapéutico actual de dispepsia funcional – Publicado en junio de 2019.

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Estudio por imágenes de lesiones musculares deportivas

Un gran segmento de la población participa en actividades deportivas. Las lesiones musculares corresponden a aproximadamente un tercio de las lesiones deportivas. Las demandas recreacionales y profesionales de la sociedad moderna exigen un diagnóstico precoz y preciso, para un adecuado tratamiento y seguimiento, dadas las implicancias económicas y mediáticas, especialmente en deportistas de elite.
La imagenología tiene un rol fundamental en la evaluación de estas lesiones. Permite evaluar localización, extensión, severidad y estimar pronóstico, así como también el seguimiento para determinar el retorno deportivo.

En este artículo se revisa la anatomía microscópica y macroscópica muscular, la fisiología, los tipos de lesiones y su representación en imágenes, tanto en ultrasonido (US), como en resonancia magnética (RM). Se mencionan distintas clasificaciones descritas en la literatura y se propone una nueva nomenclatura y descripción, basada principalmente en la anatomía muscular, la localización y cuantificación de las lesiones.

Conclusión
Las lesiones musculares deportivas son muy frecuentes. El rol de las imágenes es fundamental en el diagnóstico y seguimiento. El US y la RM son los exámenes de elección, la decisión de cual utilizar debería considerar la experiencia del radiólogo y la disponibilidad del equipamiento apropiado.
El radiólogo debe conocer la anatomía individual de cada músculo y los antecedentes clínicos para la adecuada interpretación de los hallazgos imagenológicos.

Existen múltiples clasificaciones de lesiones musculares deportivas, la gran mayoría en grados, basadas principalmente en RM.
En este artículo proponemos una nomenclatura y descripción, basada principalmente en la anatomía muscular, la localización y el tipo de lesión, útil tanto para US como para RM. Se espera con ello uniformar criterios diagnósticos y mejorar el manejo de estas lesiones.

Autor: Revista Chilena de Radiología – Lesiones musculares deportivas: Correlación entre anatomía y estudio por imágenes – Publicado en marzo de 2018.

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El colágeno en lesiones deportivas

Lesiones musculares, flexibilidad de los tejidos o falta de fuerza en los huesos. Son algunos de los problemas físicos que el ciudadano de a pie puede sufrir en el día a día. Hay elementos como el colágeno que pueden ayudar a sobrellevar mejor este tipo de dificultades. Se trata de un elemento muy presente en el ámbito de la salud o la belleza.

El colágeno es una proteína vital para el organismo, ya que es el pegamento que se encarga de unir todos los tejidos; se encuentra presente en todo el cuerpo y es el encargado de que todo funcione correctamente. El colágeno es la proteína más abundante de nuestro cuerpo, representa el 25% de las proteínas de nuestro organismo. Ha sido utilizado durante muchos años como ingrediente vital en la industria de la cosmética por sus altas propiedades regenerativas, pues es una proteína que devuelve la elasticidad a los músculos y así previene el envejecimiento de la piel.
No sólo produce beneficios a la hora eliminar los signos de la edad, sino que su uso también está muy ligado a los productos capilares, esmaltes de uñas y nutrientes deportivos. La función principal del colágeno es la de dar elasticidad y fuerza a los músculos, desde los ligamentos hasta el cabello.

Durante los últimos años, se está empezando a utilizar este producto para evitar lesiones musculares así como para ayudar a su rápida recuperación. Hay que tener en cuenta que, si la estructura del cuerpo se mantiene fuerte, las lesiones serán menos frecuentes. Además, un buen aporte de colágeno puede favorecer una recuperación más rápida de lo habitual en algunos tipos de lesiones. En el ámbito deportivo, el colágeno para los músculos es un suplemento que debe estar en la dieta, ya que mantiene los ligamentos, tejidos y músculos fuertes y el riesgo de lesión se
reduce.

Su consumo también cobra un papel importante en los procesos de pérdida de grasa controlada. Normalmente este tipo de procesos lleva consigo aparejada la pérdida de masa muscular y gracias al colágeno el objetivo se puede focalizar en un punto concreto. El consumo adecuado de colágeno para la práctica deportiva resulta difícil conseguirlo mediante una dieta convencional. Esta proteína se encuentra, sobre todo, en los huesos y las pieles de los alimentos que se consumen habitualmente, pero para poder ingerir una dosis recomendada hay que ser muy estrictos.

Autor: Estadio deportivo – El colágeno en lesiones deportivas – Publicado el 02 de octubre de 2019.

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Nutrición en el hígado graso no alcohólico

Existe un incremento en la prevalencia de la enfermedad metabólica hepática grasa (EMHG) situándose ésta en Europa entre el 20 y el 30%. Sin duda la incorrecta alimentación es uno de los factores más importantes del desarrollo y progresión del hígado graso no alcohólico.

En general, la dieta occidental que seguimos en la actualidad, con una alta densidad energética, rica en productos procesados que aportan grasas trans, grasas saturadas y colesterol, así como la presencia de bebidas azucaradas, incrementa la adiposidad visceral y estimula la acumulación hepática de grasas y la consiguiente progresión de la esteatohepatitis no alcohólica.

En general, el aporte de energía de la dieta es el factor más importante que influye en la cantidad de grasa en el hígado, independientemente de si esta energía proviene de una elevada ingesta de grasas o de hidratos de carbono. Teniendo en cuenta que los pacientes con EMHG son en su mayoría obesos, es obligada una restricción calórica de al menos 500 kcal día, para alcanzar una pérdida de peso de al menos un 5% del peso inicial.
Esta restricción podemos realizarla, a través de una disminución del aporte de hidratos de carbono o de grasas, no obstante, es necesario individualizar la dieta en función del paciente y del área geográfica.


Teniendo en cuenta nuestra situación, una dieta con patrón mediterráneo seria de elección en estos pacientes, primando el aporte de aceite de oliva virgen extra, restringiendo el de hidratos de carbono con alto índice glucémico, en especial el de fructosa a través de bebidas azucaradas y estimulando el consumo de dos o tres raciones a la semana de pescado azul, nueces (30-40 gramos, 3 o cuatro veces a la semana), café (2 o 3 tazas al día, en concreto café filtrado sin azúcar y salvo en pacientes con alguna contraindicación para la cafeína), con la presencia de lácteos fermentados en nuestra dieta, así como fruta fresca, rica en antioxidantes naturales.

Autores: Rocio Aller de La Fuente, Natalia Fernández Angulo, Daniel de Luis Roman – Nutrición en el hígado graso no alcohólico – Publicado en aulamedica.es en 2019

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La enfermedad por hígado graso no alcohólico

Resumen
La enfermedad por hígado graso no alcohólico es el reflejo de una enfermedad sistémica y actualmente es reconocida como el componente hepático del síndrome metabólico.
La prevalencia en nuestro medio no está bien definida, pero se ha reportado una prevalencia mundial de 25.24% y en aumento paralelo a la epidemia de obesidad. Esta entidad incluye la esteatohepatitis no alcohólica, una forma progresiva de la enfermedad, la cual está asociada a cirrosis y complicaciones cardiovasculares.

El cuadro clínico es inespecífico, normalmente los pacientes son diagnosticados en un estudio de imagen indicado por otro motivo o referidos por presencia de alteraciones en transaminasas. La resistencia a la insulina desempeña un papel central en la fisiopatología y se han descrito mecanismos añadidos como componentes genéticos, la raza (hispanoamericanos), la dieta, el estrés oxidativo y la disbiosis intestinal.

Existen métodos no invasivos como escalas y métodos de imagen para estimar la esteatosis y el grado de fibrosis hepática, aunque el diagnóstico de la esteatohepatitis no alcohólica sigue siendo mediante biopsia hepática. Las opciones terapéuticas en la actualidad son limitadas, las modificaciones al estilo de vida con dieta y ejercicio continúan siendo el pilar del tratamiento. Fármacos como la pioglitazona tiene poca efectividad, pero nuevos fármacos continúan en desarrollo. El médico internista debe estar familiarizado con la enfermedad, establecer el riesgo de complicaciones locales (fibrosis, cirrosis, hepatocarcinoma) o sistémicas (cardiovasculares), establecer un plan de tratamiento integral y, en caso necesario referir en forma temprana al gastroenterólogo.

Autor: Héctor Miguel Delgado-Cortés, Francisco Isaí García-Juárez, Ignacio García-Juárez – La enfermedad por hígado graso y el trabajo del internista – Publicado en medigraphic.org.mx en 2018.

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Anemia por deficiencia de hierro en niños

Resumen
La deficiencia de hierro y la anemia por deficiencia de hierro se manifiestan en todas las etapas de la vida, los grupos más vulnerables son niños, adolescentes y mujeres en edad reproductiva con gran repercusión médica y social; ambos trastornos deben ser entendidos dentro del continuo de la vida del ser humano porque una etapa previa resulta fundamental para explicar las variaciones en edades posteriores.


Diferentes condiciones fisiológicas y patológicas favorecen la anemia por deficiencia de hierro; en México, sin duda, la ingesta alta de fitatos en niños de uno a cuatro años es un factor de riesgo. Las manifestaciones clínicas dependen de la gravedad de la anemia, edad, comorbilidades, cronicidad y velocidad de inicio.


La ferritina sérica es la prueba más específica que refleja las reservas de hierro en el organismo. La deficiencia de hierro y la anemia no se alivian con el tratamiento farmacológico a base de los diferentes componentes con hierro, es importante entender los problemas que aquejan al grupo etario particular y los antecedentes de ese grupo.


En México la deficiencia de hierro y la anemia por deficiencia de hierro continúan siendo un problema de salud pública, existen diferentes estrategias que se han implementado para prevenirlas; sin embargo, en los últimos años ha disminuido su interés a tal grado de no aparecer ya en las Encuestas Nacionales de Salud y Nutrición, hecho que limita la evaluación de la efectividad de las intervenciones para atacarla.

Referencias bibliográficas:

  • Rev Hematol Mex. 2019 abril-junio;20(2):96-105.

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Vaginosis bacteriana y candidiasis vaginal

Introducción
La Gardnerella vaginalis es una bacteria que anteriormente era conocida como Haemophilus vaginalis ó Corynebacterium vaginale y es causante de una enfermedad denominada vaginosis bacteriana ó vaginitis inespecífica. La vaginosis está caracterizada por un desequilibrio en la flora saprófita normal con una disminución de especies de Lactobacillus y un sobrecrecimiento poblacional de Gardnerella.

Se le considera la infección vaginal más frecuente, aunque muchos investigadores la consideran como un desequilibrio microbiano y no como una infección. Su prevalencia oscila entre el 10-40 %. El término de vaginosis viene dado porque, a diferencia de Cándida y Trichomona, Gardnerella no produce signos de inflamación ni migración linfocitaria en la mucosa vaginal. Es la principal causa de secreción y mal olor vaginal. La secreción no es
irritante, es homogénea y gris claro ó blanquecina y de consistencia lechosa.


Referido por muchas mujeres como “olor a pescado” debido a las aminas (trimetilamina, putrescina y cadaverina) producidas por las bacterias anaerobias. Estas aminas se volatilizan cuando aumenta el pH, lo cual sucede en presencia de semen, por lo que el olor puede ser más intenso tras las relaciones sexuales.

La principal línea de defensa vaginal contra infecciones es dada por la microbiota descrita por Johann Christoph Döderlein (1745-1792) y definida hoy en día como bacilos de Döderlein. La microbiota predominante son Lactobacillus (las principales especies son crispatus, jensenii, iners, acidophilus y gasseri). También pueden formar parte de la flora normal especies de Bacteroides, Staphylococcus epidermidis, Corynebacterium, Peptostreptococcus y Eubacterium así como géneros bacterianos: Atopobium vaginae, Megasphera, Leptotrichia y Mycoplasma. Hoy en día se considera la microbiota vaginal como más heterogénea de lo que tradicionalmente se creía.

La función de los lactobacilos es regulada por hormonas que a su vez estimulan la producción de glucógeno que, al ser metabolizado a nivel vaginal, da lugar a ácido láctico, un responsable importante de mantener ácido el pH en el epitelio vaginal (<4.5). También es responsabilidad de la microbiota la producción de H2O2, bacteriocinas y liberación de bacteriófagos.

Toda actividad que se asocie a una desestabilización de las comunidades de microbiota vaginal puede redundar en una mayor vulnerabilidad: actividad sexual frecuente, múltiples compañeros sexuales, sexo oral receptivo frecuente, empleo de duchas y espermicidas, tabaquismo. Hay autores que incluso consideran a la menstruación como una etapa de inestabilidad de la microbiota habitual.

Un gran problema de la Gardnerella además de su cuadro clínico en sí, consiste en las complicaciones a las que puede asociarse tales como parto prematuro, corioamnionitis, enfermedad inflamatoria pélvica, infecciones urinarias y endometritis postparto ó postaborto.
También se ha demostrado que puede incrementar la susceptibilidad a patógenos causantes de enfermedades de trasmisión sexual como Neisseria gonorrhoeae, Trichomona vaginalis, Chlamydia trachomatis, virus del papiloma humano (VPH) y virus de la inmunodeficiencia humana así como de micosis como la candidiasis vaginal.

La prevalencia de vaginosis bacteriana se ha encontrado en cifras mayores en parejas con infertilidad al ser comparada con controles. (45 % vs 15 %) incrementándose aún mayor su prevalencia en mujeres con síndrome de ovarios poliquísticos. En un metaanálisis acerca de vaginosis bacteriana e infertilidad se demostró que la presencia de Gardnerella es mayor en mujeres con infertilidad por causa tubárica. (OR de 2,7).

El tratamiento de la Gardnerella se debe realizar con antibióticos con actividad anaerobia como metronidazol y clindamicina ya sea de forma oral y/o vaginal con porcentajes de curación de hasta un 80 a 90 %, sin embargo, muchas mujeres presentaran altos porcentajes de recurrencias (10-50 %) experimentando con esto disminución de su calidad de vida y riesgos reproductivos y obstétricos. Aunque existen muchos trabajos científicos que recomiendan la administración de diferentes tipos de probióticos para mejorar el tratamiento de la vaginosis bacteriana aún existen autores que defienden que no se puede generalizar definitivamente su uso.

Cada vez son más frecuentes los meta-análisis y revisiones que apoyan el uso de lactobacilos en este tipo de tratamientos sobre todo para evitar recurrencias.

Autor: Revista Iberoamericana de Fertilidad y Reproducción Humana – Vaginosis bacteriana y candidiasis vaginal – Publicada en revistafertilidad.org

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La Vaginosis Bacteriana, un intruso muy común en la mujer

Conclusiones
Es importante hacer nuevos aportes que puedan orientar estrategias para reducir la vaginosis bacteriana debido a las complicaciones obstétricas y ginecológicas asociadas y a la vez generar procesos estandarizados de higiene íntima que puedan reducir costos y mejorar la calidad de vida de las mujeres (García, 2007).

La prevalencia de VB es similar a la previamente informada en Latinoamérica. Su frecuencia está asociada a los hábitos higiénicos y a las prácticas sexuales (García, 2007). La VB no es un síndrome nuevo, pero sí una enfermedad ya reconocida. Es el tipo de infección vaginal más común en todo el mundo entre las mujeres en edad reproductiva y representa cuando menos 1/3 de todas las infecciones vulvovaginales (Pozo et al 2000).

La VB no es provocada por un patógeno único, sino que es un síndrome clínico polimicrobiano que se distingue por una secreción vaginal anormal y una alteración de la ecología microbiana normal de la vagina con desplazamiento de la flora lactobacilar (Pozo et al 2000). La transmisión sexual inequívoca de VB permanece sin comprobarse. El tratamiento actual con metronidazol oral y vaginal o clindamicina oral y vaginal es efectivo (Pozo et
al 2000). La percepción de los ginecólogos sugiere claramente la prescripción de fármacos combinados, con corta duración del tratamiento, aceptable comodidad posológica y tolerancia, costo aceptable, libre de efectos nocivos y que prevenga las recidivas. Según el Índice Nacional deTerapéutica y Enfermedades de México, los ginecólogos de este país mencionan 15 moléculas diferentes (70%) para el tratamiento de la vaginitis. Las dos primeras corresponden a la combinación de clindamicina más ketoconazol y metronidazol más nistatina (Bueno et al 2008).

La promiscuidad, el inicio precoz de las relaciones sexuales y el no uso del preservativo favorecen la aparición de la vaginosis bacteriana (Cutié et al 1999). La protección durante la menstruación también incide en la probabilidad de vaginosis bacteriana. Entre los distintos factores protectores se puede mencionar el lavarse las manos tanto antes como después de orinar o hacer deposición, evitar relaciones sexuales durante la menstruación y, especialmente, el uso de toallitas en lugar de tampones, que protege en un 65% la aparición de vaginosis bacteriana (Herrán, 2008).
A pesar que las duchas vaginales han sido frecuentemente asociadas con VB, la relación causa efecto es menos clara. Es posible que las duchas vaginales tengan un efecto directo sobre la flora vaginal causando una disminución de los lactobacilos, lo que favorece un aumento de las bacterias asociadas con VB. También es posible que las mujeres puedan practicar duchas vaginales como resultado de sufrir síntomas vaginales asociadas con VB (Chávez et al 2009).


Para que exista vaginosis se requiere que los lactobacilos disminuyan, que otro tipo de bacterias proliferen y que aumente el pH. El alto valor diagnóstico de la célula clave sugiere que, cuando la población bacteriana alcanza su punto máximo, los microorganismos cubren a las células epiteliales, y esto probablemente coincidirá con la aparición del olor característico, debido a que es cuando más aminas aromáticas deben producirse (Méndez et al 2015).

Autor: Revista Científica Mundo de la Investigación y el Conocimiento. 1(5). pp. 702-714. Vol. 1, núm. 5., (2017)

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