Introducción
La Gardnerella vaginalis es una bacteria que anteriormente era conocida como Haemophilus vaginalis ó Corynebacterium vaginale y es causante de una enfermedad denominada vaginosis bacteriana ó vaginitis inespecífica. La vaginosis está caracterizada por un desequilibrio en la flora saprófita normal con una disminución de especies de Lactobacillus y un sobrecrecimiento poblacional de Gardnerella.
Se le considera la infección vaginal más frecuente, aunque muchos investigadores la consideran como un desequilibrio microbiano y no como una infección. Su prevalencia oscila entre el 10-40 %. El término de vaginosis viene dado porque, a diferencia de Cándida y Trichomona, Gardnerella no produce signos de inflamación ni migración linfocitaria en la mucosa vaginal. Es la principal causa de secreción y mal olor vaginal. La secreción no es
irritante, es homogénea y gris claro ó blanquecina y de consistencia lechosa.
Referido por muchas mujeres como “olor a pescado” debido a las aminas (trimetilamina, putrescina y cadaverina) producidas por las bacterias anaerobias. Estas aminas se volatilizan cuando aumenta el pH, lo cual sucede en presencia de semen, por lo que el olor puede ser más intenso tras las relaciones sexuales.
La principal línea de defensa vaginal contra infecciones es dada por la microbiota descrita por Johann Christoph Döderlein (1745-1792) y definida hoy en día como bacilos de Döderlein. La microbiota predominante son Lactobacillus (las principales especies son crispatus, jensenii, iners, acidophilus y gasseri). También pueden formar parte de la flora normal especies de Bacteroides, Staphylococcus epidermidis, Corynebacterium, Peptostreptococcus y Eubacterium así como géneros bacterianos: Atopobium vaginae, Megasphera, Leptotrichia y Mycoplasma. Hoy en día se considera la microbiota vaginal como más heterogénea de lo que tradicionalmente se creía.
La función de los lactobacilos es regulada por hormonas que a su vez estimulan la producción de glucógeno que, al ser metabolizado a nivel vaginal, da lugar a ácido láctico, un responsable importante de mantener ácido el pH en el epitelio vaginal (<4.5). También es responsabilidad de la microbiota la producción de H2O2, bacteriocinas y liberación de bacteriófagos.
Toda actividad que se asocie a una desestabilización de las comunidades de microbiota vaginal puede redundar en una mayor vulnerabilidad: actividad sexual frecuente, múltiples compañeros sexuales, sexo oral receptivo frecuente, empleo de duchas y espermicidas, tabaquismo. Hay autores que incluso consideran a la menstruación como una etapa de inestabilidad de la microbiota habitual.
Un gran problema de la Gardnerella además de su cuadro clínico en sí, consiste en las complicaciones a las que puede asociarse tales como parto prematuro, corioamnionitis, enfermedad inflamatoria pélvica, infecciones urinarias y endometritis postparto ó postaborto.
También se ha demostrado que puede incrementar la susceptibilidad a patógenos causantes de enfermedades de trasmisión sexual como Neisseria gonorrhoeae, Trichomona vaginalis, Chlamydia trachomatis, virus del papiloma humano (VPH) y virus de la inmunodeficiencia humana así como de micosis como la candidiasis vaginal.
La prevalencia de vaginosis bacteriana se ha encontrado en cifras mayores en parejas con infertilidad al ser comparada con controles. (45 % vs 15 %) incrementándose aún mayor su prevalencia en mujeres con síndrome de ovarios poliquísticos. En un metaanálisis acerca de vaginosis bacteriana e infertilidad se demostró que la presencia de Gardnerella es mayor en mujeres con infertilidad por causa tubárica. (OR de 2,7).
El tratamiento de la Gardnerella se debe realizar con antibióticos con actividad anaerobia como metronidazol y clindamicina ya sea de forma oral y/o vaginal con porcentajes de curación de hasta un 80 a 90 %, sin embargo, muchas mujeres presentaran altos porcentajes de recurrencias (10-50 %) experimentando con esto disminución de su calidad de vida y riesgos reproductivos y obstétricos. Aunque existen muchos trabajos científicos que recomiendan la administración de diferentes tipos de probióticos para mejorar el tratamiento de la vaginosis bacteriana aún existen autores que defienden que no se puede generalizar definitivamente su uso.
Cada vez son más frecuentes los meta-análisis y revisiones que apoyan el uso de lactobacilos en este tipo de tratamientos sobre todo para evitar recurrencias.
Autor: Revista Iberoamericana de Fertilidad y Reproducción Humana – Vaginosis bacteriana y candidiasis vaginal – Publicada en revistafertilidad.org