No te puedes ir sin antes leer completo este artículo, aprende algunas técnicas y consejos para reforzar las competencias propias del niño, cubrir sus necesidades especiales y fomentar una intervención personalizada estos son los tres preceptos básicos sobre cómo trabajar con niños autistas.
El autismo es uno de los trastornos del neurodesarrollo más complejos y más estudiado desde el siglo pasado. Aunque todavía se desconoce su causa, existe una extensa bibliografía sobre su principal sintomatología, cuáles son los procesos cerebrales más afectados y cómo el uso de técnicas de intervención mejoran sus capacidades a la hora de trabajar con el niño autista.
Estas son algunas características comunes en los niños autistas:
- Dificultad para comunicarse
- Inconvenientes para interactuar con su entorno
- Baja flexibilidad en comportamientos y pensamientos
¿Qué áreas se deben trabajar con un niño autista?
Sin olvidar este supuesto, he aquí las áreas principales que se deben trabajar con el niño autista:
- Impulsar y trabajar la lateralidad con ejercicios cruzados, es decir, “tócate la oreja izquierda con la mano derecha”
- La comunicación. Dependiendo de la edad del niño autista y de la fase de desarrollo lingüístico en la que se encuentre, el profesional especialista y el profesor deben programar actividades (juegos, canciones, signos y pictogramas…) para despertar la necesidad de comunicación del niño (verbalizar necesidades como “Quiero agua”). Si el niño ya formula sus demandas verbalmente, el siguiente paso consistirá en nutrirse de un vocabulario más amplio y rico para después entrenarle en la creación de frases uniendo palabras.
- Durante las interacciones con el niño el contacto visual es super importante, ya sea durante las conversaciones o cuando le va a dar instrucciones, el adulto debe invitar al niño a que le mire a la cara. Ejemplo: Cualquier juego de imitación es un buen reclamo para acostumbrar al niño a mantener el contacto visual con los demás.
- Reconocimiento y expresión de emociones. Mostrar al niño dibujos, fotos o vídeos que representan estados de ánimo, le ayudará a interpretar sus propias emociones como las de los demás.
- Enseñarle a manejar la ansiedad frente a esos estímulos que habitualmente angustian al niño. ¿Cómo? El profesor debe enseñarle a predecir la situación estresante y tratar de que se relaje con ejercicios de respiración guiados. También puede animarle a practicar un poco de ejercicio físico antes de la exposición al estímulo ansiógeno.
- Colaboración y participación de la familia en el proceso de aprendizaje. Los padres deben estar al tanto de las áreas que se están trabajando con el niño (en el aula especial y en la ordinaria) y poner en práctica esas mismas actividades pedagógicas en casa para el refuerzo de aprendizajes.
Cubre sus necesidades especiales, pero sobre todo… ¡Refuerza sus talentos!
El niño autista no solo se caracteriza por manifestar una serie de dificultades en su desarrollo como individuo, también dispone de pequeños grandes talentos que beneficiarán su aprendizaje: su minuciosidad en la realización de tareas, sus altas destrezas en tareas mecánicas o la curiosidad que muestra ante el funcionamiento de un objeto.
En resumen: reforzar las competencias propias del niño, cubrir sus necesidades especiales y fomentar una intervención personalizada en sus dificultades de desarrollo son los tres preceptos básicos sobre cómo trabajar con niños autistas.
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Referencia:
- UNIR, La Universidad en Internet
- Educación Tres Punto Cero